EL TEATRO DE LA CIENCIA




Las cortes italianas del siglo XV generaron una relación propia entre el arte y el poder, modelo que  desarrollado y ampliado se extendería por Europa. Los príncipes de la Florencia medicea  ejercen un  dominio que permiten identificar el Estado con la persona, en un proceso creciente de solapamiento   que culminará en los absolutismos del Barroco.
La imbricación entre  política y  cultural cimentada en  el espectáculo, en cualquiera de sus manifestaciones, arrancaba en el mismo origen ducal de la familia medicea, con Cosme I y la edad dorada de Lorenzo. Los ceremoniales cortesanos, la relación casi indisoluble entre armas y letras, la inclinación al  coleccionismo de las clases dominantes  y el juego de lo enigmático  y , en ocasione, esotérico de algunos aspectos científicos nos conducen al teatro de la ciencia. Un espacio donde lo científico se atesora, se colecciona  y se muestra para grandeza del poder del príncipe que necesita la legitimación necesario que justifique el tránsito desde ciudad-república  a estado absolutista.
         La clase patricia italiana descubrió pronto los beneficios de saber incorporar y encuadrar  el interés por las posibilidades de gestionar la cultura y el espectáculo  como un recurso determinante en el ejercicio   político-administrativo
         Desde  los tiempos de Lorenzo El Magnífico  se promocionó  las Artes para erigir en capital europea a la Florencia  del  siglo XV , constituida  desde entonces en “escuela de príncipes” y modelo de comportamiento en la doctrina política de monarcas del Absolutismo posterior,
En esta  sala denominada “El teatro de la Ciencia” se presenta un conjunto de elementos representativos de la fascinación por las curiosidades, por lo extraño, por lo nuevo  que condujo a los gobernantes  a la colección de objetos  con la idea de fondo de que para poder controlar a  las fuerza mágicas que la  naturaleza  era capaz de producir era necesario conocerlo y sólo en el mejor de los casos su posesión era garantía de control.

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